sábado, 8 de enero de 2011

DEL REALISMO MÁGICO DE GABO A LA FICCIÓN REALISTA DE MARIO VARGAS LLOSA.

Jorge Mario Pedro Vargas Llosa (Arequipa, Perú, domingo 28 de marzo de 1936), más conocido como Mario Vargas Llosa, es un escritor en lengua española, considerado uno de los más importantes novelistas y ensayistas contemporáneos. 

Peruano de nacimiento, cuenta también con la nacionalidad española, que obtuvo en 1993.1 Su obra ha cosechado numerosos premios, entre los que destacan el Nobel de Literatura en 2010, «por su cartografía de las estructuras del poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, su rebelión y su derrota»;2 3 4 el Premio Cervantes (1994) y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1986), entre otros. Vargas Llosa alcanzó la fama en la década de 1960 con novelas, tales como La ciudad y los perros (1962), La casa verde (1965) yConversación en La Catedral (1969). Continúa escribiendo prolíficamente en una serie degéneros literarios, incluyendo la crítica literaria y el periodismo. Entre sus novelas se cuentancomedias, novelas policiacas, novelas históricas y políticas. Varias de ellas, como Pantaleón y las visitadoras (1973) y La Fiesta del Chivo (2000), han sido adaptadas y llevadas al cine. Muchas de las obras de Vargas Llosa están influidas por la percepción del escritor sobre lasociedad peruana y por sus propias experiencias como peruano; sin embargo, de forma creciente ha tratado temas de otras partes del mundo.La obra literaria de Vargas Llosa cumple su acometida en la búsqueda de crear nuevos mundos como una característica que mana de la literatura, su vasta obra muy al estilo latinoamericano está incluida dentro de una tendencia literaria conocida como realismo mágico, que agremia a algunos de losescritores mas reconocidos en Latinoamérica como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar que a través de sus distintas obras exponen claramente un realismo mágico reflejado a través de la fantasía, la ficción y toda una serie de supersticiones, creencias populares y religiosas que son propias del sentir latinoamericano.

Para Vargas Llosa, no se escriben novelas para contar la vida sino para transformarla, añadiéndole algo, que puede tratarse de ficción mezclada con la realidad, esta ficción termina siendo aun mas profunda cuando representa los intereses de una colectividad, ese podría haber sido el caso de cien años de soledad, que parte de unos acontecimientos y lugares reales, ero que entreteje una serie de historias a lo largo de una fascinante exploración por tierras muy colombianas, que termino siendo de interés general por retratar mágicamente acontecimientos de violencia, sociedades desiguales yproblemas particulares de la región que exponen la realidad colombiana, todo dentro de una novela que de alguna forma sirve de crónica y denuncia dramáticas realidades, de esa forma también lo haría Carlos fuentes con Aura que hipotéticamente pueda que exista la calle Donceles 815 en Méxicopero que se confabula el poder de la creación retórica con otras variantes como el espacio y el tiempo que le dan estructura a la novela, de la misma manera aunque podría existir Cómala, pero la vida la da el escritor que como artista dibuja no solo escenarios y personajes, sino también sentimientos, patologías, etc. Esto último por solo citar a Pedro Páramo de Juan Rulfo entre otras obras que componen al realismo mágico y le dan su caracterización.

Llosa alude a que la noción de la verdad y la mentira funciona de manera distinta en cada caso, pero que la literatura llega a ser mágica 4. En el momento en que logra persuadir y enredar a sus lectores en un mundo imaginado y lleno de ficción que se hace parecer realidad porque puede llegar a representar a alguien o lago, esto supone que para que haya novela indudablemente se necesitara la ilusión y viceversa.

La eliminación del narrador demiurgo, intermediario, sabelotodo fue la búsqueda técnica más ambiciosa de Vargas Llosa que culminó en 'Conversación en La Catedral”. La pretensión consistía en dislocar el punto de vista de quien contaba la historia, desplazar la pretendida voz del autor para abrirle espacio al estilo objetivizado, en el cual la introspección y los monólogos internos de los personajes se manifestaban a su antojo, al tiempo que el presente histórico de la novela se mezclaba con el recuerdo y el pasado.

La compleja técnica, naturalmente, era exigente, intelectual y no precisamente popular. Sólo así se trascendió la mera anécdota y fue posible formar unos nuevos lectores hispanoamericanos, hasta los años 60 acostumbrados al punto de vista estático del narrador.

La manipulación de la ilusión de la ausencia de autor se remonta a Joseph Conrad y Henry James. Ahora, Vargas Llosa queda inscrito en esa corriente moderna de la novela experimental.
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